Hoy es otra vez la Santísima Virgen quien me despertó. Esta vez me quedé en posición de reposo. “¡Mi hijita Carmelita! ahora en el silencio de la noche quisiera hablar contigo. Pon atención a lo que digo, pero sigue descansando. Sabes, ¿verdad?, que pena tan grande hay en Mi corazón. Satanás está barriendo vertiginosamente las almas.
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