La adolescente Poppy (Emma Roberts), de 16 años, es una niña malcriada, consentida, egoísta e incorregible que vive lujosamente en Los Ángeles. A pesar de tener tarjetas de crédito sin límite y de estar rodeada de una tropa de aduladores, Poppy no consigue vencer la creciente frustración que le produce su situación familiar. Y está decidida a que todos se den cuenta. Una jugarreta demasiado exagerada colma la paciencia de su padre (Aidan Quinn), que decide mandarla a un internado inglés. Poppy se encuentra