La artista americana Margaret Modlin no quiso vender su obra en vida, su idea era la de que se pudiera ver en su totalidad. Trabajó incansablemente y atesoró sus pinturas y dibujos de forma que ninguna de sus obras pudieran perder la línea conductora guiada por dos temas el Apocalipsis y la muerte. Dos temas que en los pinceles de Modlin se muestran entre lo trágico y lo futurista, con colores planos y brillantes que muestran una pintura extravagante, misteriosa, figurativa y surrealista.