oficial.

Benditos sean los amigos. Esos seres que llegan a nuestras vidas para ser incondicionales y oponentes fértiles. Compañeros de viaje. Familia por elección. En este mundo cada vez más digital, rendimos culto y abogamos por el regreso a los juegos tradicionales. Esos que llevan carcajada o enojo compartido, sudor y alguna lesión pasajera, pero que forjan esas alegrías más cercanas a la vida misma. Nada como mirarse a los ojos de otros y saber que la amistad nos sostiene. Nada como el abrazo de quien se ha ganado nuestro corazón para siempre.
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