En la Ciudad de México de los años 20, existen dos bandas de asaltantes que sostienen una guerra declarada entre sí. Una de las bandas está capitaneada por el célebre hampón Rufino Rufián; pero sus órdenes son supervisadas por su madre, una señora que, no obstante su apariencia tranquila, hace gala de refinamiento para ordenar que se elimine a sus rivales. La otra banda la dirige Kilos, un gordo que no tiene el refinamiento de los Rufián, pero es igualmente peligroso. Varios de los pandilleros de Kilos mueren a manos de la banda rival; con la excepción de uno, que murió de una manera distinta, el cual estaba en su casa después de ir a comer con uno de los asistentes de Kilos y, quejándose de una plaga de ratas, manda llamar a un exterminador para estas. La esposa del muerto no sabía en que trabajaba, hasta que conoció al señor Kilos en el velorio de su marido.
Después de todo se eliminaron los ratones, pero al escuchar la informante sobre lo ocurrido, creen que este exterminador es un asesino frío y desalmado, solo porque han oído que cobraba 50 centavos por cada muerto. Pero lo que nadie imaginó es que cada muerto era un ratón.
A partir de aquí se dan una serie de situaciones humorísticas donde la confusión de todo hace que los mismos se confundan más y no sepan quien está contra quien, inclusive un muerto que solo estaba enfermo del estómago y que se levanta de su ataúd para ir al baño quien después a cierto modo seria tratado con una “lavativa“ pero atemorizado porque al llegar el Doctor Chapatín con una Manguera de Bomberos procedente de un Hidrante cercano piensa que esa es la forma en la que lo van a tratar, así como el que el señor Pérez y su acompañante escapen con éxito del intento de asesinato que iba a ser propinado por el sicario de la banda de Rufián.
A cierto modo Aftadolfa es capturada por la banda de Rufino, y atada junto a su acompañante el Sr. Pérez pero de un modo u otro logran salir indemnes incluso tirando la bomba que los iba a liquidar en otra parte, por lo tanto ese mismo día ella tenía que presentarse al número musical en el cabaret del Sr. Kilos por lo que sin perder tiempo abordan un Fotingo con dirección a Coyoacán para poder llegar a tiempo al espectáculo con el que debía cumplir (como dato curioso, el señor Pérez le sube un poquito la falda a Aftadolfa para que se le vean las pantorrillas y atraer así la atención del chofer, algo que los ayuda a abordar el mismo vehículo).
La esposa de este, obtiene un empleo de actriz en un cabaret, propiedad del señor Kilos, el cual también contrata como exterminador de plagas a este mismo por recomendación de la nueva bailarina. Desgraciadamente en su primera función, los ratones vivos que tenía el exterminador escapan y hacen lo que quieren en el mismo, apareciendo en los lugares menos pensados, cayendo hasta en uno de los asistentes más polémicos que resultaron ser la banda de Rufino Rufián. Después de una conflagración chusca y detenciones de estos mismos, solo quedan en el bar el exterminador y la bailarina, a punto de darse un beso cuando aparece un último ratón y todo acaba con el grito que suelta la señora.
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