Tristia
Estando ya muy fría la hierba para dormir,
Al cielo levanté la mirada antes de sucumbir.
Jamás supe de dolorosa belleza hasta aquella mañana;
Pues hasta ahora mis ojos no percibieron tal belleza humana.
Del amor la sagrada y sublime primera visión
En un rostro extranjero se encarnó mi pasión.
Imposible fue esquivar las saetas de Cupido
Pues de su visión hallábame desprevenido.
Más por absurda natura peregrino
Herido de muerte habría de seguir el camino.
Bajo agónicas penas renegaba de mi pérfida suerte
Desde ahora declaraba la hora de mi muerte.
Luego del beso santificado
Contrario s caminos hemos tomado.
En la lejanía de estas negras horas despierto
Entre llanto y gélidos sudores de la muerte cubierto.
Oh amado, joven mancebo
Desde este exilio tus lagrimas bebo.
Si de tus blancas tierras es mi destierro
Escojo el terror de que en vida sea mi enti