28 porque cuando pongo mi esperanza en algo que no es Dios salgo defraudado, porque solo debo poner mi esperanza en Dios

El poner nuestra esperanza en algo que no es Dios puede llevarnos a la decepción y la frustración porque todo lo que no es Dios es temporal y limitado. Solo Dios es eterno, inmutable y perfecto. La Biblia nos enseña que Dios es el único fundamento sólido en el cual podemos poner nuestra esperanza, ya que él es fiel y nunca falla (Salmos 62:5-8; Salmo 146:5; Hebreos 13:8). Cuando ponemos nuestra esperanza en cosas terrenales, como riquezas, éxito, relaciones, placeres, o cualquier otra cosa que no sea Dios, estamos confiando en algo que puede cambiar, fallar o desaparecer. Sin embargo, cuando ponemos nuestra esperanza en Dios, estamos confiando en su naturaleza eterna, su amor incondicional, su sabiduría infinita y su poder soberano. Dios es el único que nunca nos defraudará, porque su amor y fidelidad son perfectos. Poner nuestra esperanza en Dios implica reconocer que él es el centro de nuestras vidas, el fundamento de nuestra fe y el único digno de nuestra confianza absoluta. Significa que no buscamos la satisfacción o seguridad en cosas temporales, sino que encontramos nuestra plenitud en Dios y en su presencia constante en nuestra vida. La Palabra de Dios, la Biblia, es una fuente rica de enseñanza sobre la esperanza en Dios. Algunos versículos relevantes que destacan la importancia de poner nuestra esperanza en Dios incluyen: • Salmos 42:11: “¿Por qué te abates, oh alma mía, y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios, pues he de alabarle otra vez; él es mi socorro y mi Dios.“ • Jeremías 17:7: “Bendito el hombre que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová.“ • Romanos 15:13: “Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo.“ • 1 Pedro 1:21: “Por medio de él creéis en Dios, quien le levantó de los muertos y le ha dado gloria, para que vuestra fe y esperanza sean en Dios.“ Estos versículos y otros pasajes de la Biblia nos animan a poner nuestra esperanza en Dios como fuente confiable de gozo, paz, seguridad y plenitud en nuestra vida. Al hacerlo, evitamos la decepción y encontramos una esperanza verdadera y duradera en Aquel que nunca nos fallará.
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