Alfonso Rojo: “Un par de verificadores extranjeros, para verificar que Sánchez es un gran traidor”

No sé si conocen la anécdota del torero Juan Belmonte, a propósito de la meteórica carrera de uno de sus banderilleros, quien al concluir la Guerra del 36 se metió en política y, en un pis-pas, llegó a gobernador civil. Cuentan que Belmonte acudió a una corrida benéfica, que presidía su antiguo subalterno. Y uno que estaba a su lado, en el callejón, le preguntó si el de arriba, el atildado del palco de autoridades, había sido banderillero suyo. Belmonte contestó con un lacónico “Sí”. Su interlocutor insistió: “Don Juan, ¿y cómo se puede llegar de banderillero a gobernador tan rápido?”. El ‘Pasmo de Triana’, con su habitual parquedad, respondió: “¿Pues cómo va a ser? Degenerando…degenerando’. Ya se habrán enterado de que en el infame pasteleo de Ginebra no habrá un mediador, sino dos. Uno, el salvadoreño Galindo para santificar los apaños con los xenófobos de Junts y otro, cuya nacionalidad desconozco, para modular los que el PSOE cocine con los atolondrados de ERC. Un par de verificadores extranjeros para verificar una obviedad más grande que los Alpes: que el socialista Sánchez es un traidor a la Patria. ¿Qué nos ha pasado? ¿Cómo es posible que un país europeo, que en teoría era una democracia boyante y con un estado de derecho sólido, consienta este delirio tercermundista? ¿Cómo una Nación milenaria, con una Constitución ejemplar, permite que se abra una negociación clandestina en el extranjero que pone patas arriba nuestra Carta Magna? ¿Cómo pueden trapichear el futuro de España filibusteros de segunda división, que odian lo nuestro y no saben hacer la ‘o’ con un canuto? ¿Por qué permitimos que el Parlamento, sede de la soberanía nacional, se convierta en una carcasa superflua? ¿Qué tipo de mierda es esta Unión Europea que asiste silente al desguace de nuestra Justicia y a la liquidación de la separación de poderes? ¿Cómo pueden seguir llamándose periodistas todos esos masajistas amarrados por el pescuezo al pesebre de La Moncloa, que justifican la infamia a cambio de unas tristes raciones de pienso? ¿Dónde se han metido los grandes empresarios, los banqueros, los intelectuales, los clérigos y toda esa patulea de políticos cobardones, que sólo piensan en seguir cobrando y chupando del bote? El futuro de España se va a dibujar entre tinieblas, en Suiza, entre otras razones porque la enfermiza ambición de Sánchez y la miseria moral del PSOE han logrado que el gobierno real este en manos de ERC, Junts, Bildu, PNV y BNG, los minoritarios partidos separatistas antiespañoles. ¿Y cómo hemos llegado a esto? Pues … ‘degenerando, degenerando’.
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