HAY QUE LUCHAR POR EL TIEMPO LIBRE

HAY QUE LUCHAR POR EL TIEMPO LIBRE 1. El tiempo libre es fundamental para la realización personal de los seres humanos. Es evidente que puede utilizarse mejor o peor, pero es la base objetiva que nos permite avanzar en nuestro desarrollo personal, familiar y social. 2. Tradicionalmente, hemos mantenido una expectativa de que el tiempo libre iría progresivamente aumentando a la par del desarrollo técnico y tecnológico. Y esto es lo que ha sucedido durante generaciones. Sin embargo, no es una evolución necesaria. 3. Durante la Revolución Industrial fueron muchas las personas que se vieron obligadas a dar el tránsito de la vida agrícola a trabajos industriales en régimen de semi-esclavitud con jornadas de trabajo extenuantes e insoportables. 4. Otro significativo paso atrás se dio con el comienzo de la era post-industrial, a partir de los años 60 y 70 del siglo XX. En concreto, como consecuencia de la incorporación masiva de la mujer al mercado de trabajo, realizada no a través del reparto del trabajo entre hombres y mujeres, sino añadiendo 40 o 45 horas semanales por unidad familiar. Esto supuso un enorme e histórico paso atrás en la disposición de tiempo libre, fundamentalmente de las mujeres, sometidas durante generaciones a extenuantes semanas de trabajo de 80, 90 o 100 horas. 5. Lamentablemente, es fácilmente constatable una tendencia histórica por parte del poder político y económico destinada a evitar que el avance técnico y tecnológico se canalice de forma sustancial hacia la reducción del tiempo libre. La razón básica es que el tiempo libre es peligroso. Distintos autores han argumentado la relación entre el tiempo libre y la capacidad de las personas para formarse en ámbitos del conocimiento que van más allá de su utilidad laboral directa y, por lo tanto, para adquirir una capacidad propia de interpretación de la realidad. También se ha relacionado el tiempo libre con la creación y desarrollo de comunidades humanas básicas como la familia, los grupos de amigos, las asociaciones, los sindicatos o los grupos políticos. 6. Es muy posible que la práctica desaparición del tiempo libre para muchas personas con obligaciones familiares haya sido un factor sustancial en los procesos de debilitamiento social de las últimas décadas, que han afectado al asociacionismo en general, a la afiliación a grupos políticos y al debilitamiento sindical. 7. Las élites corporativas que controlan Occidente parecen ser plenamente conscientes de esta realidad. Esto se evidencia, por ejemplo, en el constante y sistemático rechazo de las opciones de reducción del tiempo de trabajo como instrumento estratégico para hacer frente a distintos retos relacionados, por ejemplo, con la falta de puestos de trabajo. 8. Esto sucede, en primer lugar, en situaciones de crisis económica o de grave desempleo estructural, en los que con frecuencia podría plantearse la reducción radical del desempleo a través de la reducción del tiempo de trabajo como una alternativa viable. 9. También, de forma muy relevante, cuando se analizan los grandes retos estratégicos de los grandes incrementos de productividad generados por los avances tecnológicos en curso o previstos. Resulta asombroso cómo se difunden todo tipo de futuros distópicos, en los que, como consecuencia de la digitalización en su momento, de la inteligencia artificial después, o de la Cuarta Revolución Industrial en el caso de las previsiones catastróficas del Foro Económico Mundial, se presentan escenarios de paro estructural y permanente del 30, el 40 o el 50 por ciento de los trabajadores. Incluso planteando futuros distópicos en los que estos trabajadores, permanentemente apartados del mercado laboral, acabarían convertidos en una especie de lumpen cada vez más desposeído de derechos. Autores corporativos como Harari hacen repetidamente alusión a este tipo de escenarios de futuro. 10. Resulta ciertamente llamativo con qué constancia todos estos análisis corporativos evitan incluso examinar la que parece opción más clara ante este tipo de escenarios catastróficos, que no es otra sino la reducción del tiempo de trabajo. 11. Como decimos, todo parece indicar que un futuro no tan utópico en el que trabajemos dos o tres días a la semana es una horrible pesadilla para las grandes corporaciones. Llevan generaciones obligándonos a avanzar en dirección contraria a lo que la lógica social y económica y el desarrollo humano requieren. Ya es hora de que reaccionemos. Éste es un documento elaborado por EKAI Center dentro del Proyecto GOGOZ, siguiendo la metodología de consenso HURBIL. Gracias por tu interés. Sigue con nosotros. PDF:
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