🛑 LA VENTANA DE OVERTON y EL CONTROL SOCIAL MASIVO
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La tĂ©cnica más potente que ha generado esta visiĂłn es la conocida como “ventana de Overton”. Dicho de la forma más sencilla posible, consiste en la manipulaciĂłn ordenada del pĂşblico para conseguir cualquier cosa con su aceptaciĂłn, desde lo que era impensable, inaceptable, impronunciable. No hay lĂmites al objetivo, segĂşn Evgueni Gorzhaltsán en 2014. SegĂşn Iván Redondo en 2017, tampoco. Esta concepciĂłn tardiana de la opiniĂłn pĂşblica como fuerza colectiva espiritual de individuos separados (en la reinterpretaciĂłn de Redondo: “El Internet invisible de nuestras mentes, donde reside el verdadero poder polĂtico”) es la empleada de forma casi incontenible con los nuevos medios de persuasiĂłn por los agentes de la polĂtica.
Ni que decir tiene que tal arte ha encontrado el terreno abonado en la actual sociedad de la tolerancia, el relativismo, sin ideales firmes, ni visiones duraderas, ni verdades objetivas; donde es casi imposible (solo minorĂas) aceptar una divisiĂłn nĂtida entre el bien y el mal, lo correcto y lo incorrecto, lo que debe ser y lo que no.
El pĂşblico puede acabar aceptando desde la legalizaciĂłn de la eutanasia hasta el canibalismo, siempre que se sigan cinco etapas en este orden, escribe Gorzhaltsán: de lo impensable a lo radical; de lo radical a lo aceptable; de lo aceptable a lo sensato; de lo sensato a lo popular; y de lo popular a lo polĂtico. En el resumen de Redondo, “el esquema siempre es el mismo: la ventana se va moviendo a lo largo del tiempo de su estado inicial, desde aquello que era impensable, e irá avanzando progresivamente hacia las siguientes cinco fases: radical, aceptable, sensato, popular y plenamente polĂtico”.
No hace falta un gran esfuerzo para entender que esta tĂ©cnica “puede ser más eficaz que la carga nuclear como arma para destruir comunidades humanas” (Gorzhaltsán). Como tampoco para advertir que es el credo del principal asesor del presidente del Gobierno y, por lo observado desde hace tres años en que accediĂł a la cĂşspide del poder ejecutivo del Estado, Ă©l, su gobierno y sus agentes auxiliares, propios (en las estructuras pĂşblicas y en la sociedad) o por compañerismo de viaje (separatistas, nacionalistas, comunistas, populistas; “sindicatos de clase”; empresas privadas fuertemente dependientes del boletĂn oficial) lo han asumido tambiĂ©n.